top of page

Carta del río Puyo, un llamado urgente a todos para salvarlo


Soy el río Puyo. Nazco cada día en Mera y desciendo desde los Llanganates. Mis aguas son cristalinas en este punto inicial, pero me transformo en cascada al pasar por rocas que parecen espíritus, ángeles que velan por mí. A medida que desciendo, crezco y me hago más imponente. En Fátima, mis aguas son captadas y almacenadas en tanques para abastecer a muchas familias, pero aquí también comienza mi enfermedad.

Las granjas de chanchos cercanas contaminan mis aguas con sus excrementos altamente contaminantes. Un solo cerdo produce 1.600 libras de excremento al año, comparado con las 120 libras de una persona. Esto significa que un cerdo produce 13 veces más excremento que un humano. Además, los desechos humanos y de vacas sin tratamiento agravan mi condición. En Fátima, una represa sin propósitos eléctricos detiene mi curso natural solo para el entretenimiento humano, alterando mis flujos y bloqueando las rutas migratorias de los peces, lo que está llevando a la disminución de su población en mis aguas.



Mi viaje continúa hacia una gran ciudad que lleva mi nombre, donde la situación empeora. Aquí, la ciudad descarga sus aguas residuales directamente en mi cauce. Mis afluentes más pequeños como el Citayaku y Talanga también han sido contaminados por diversos desechos, incluyendo lubricantes y detergentes que llegan a mí a través de ellos. Cuatro litros de gasolina pueden contaminar hasta 2.8 millones de litros de agua, mostrando la magnitud del problema.





Lo más doloroso es ver a los indígenas Kichwas, quienes ancestralmente han vivido en armonía conmigo y la selva, ahora exponiéndose a mis aguas contaminadas. Los niños inocentes se bañan en mí sin saber que estoy cargado de gérmenes, bacterias, enfermedades y toxinas que los enferman. Quisiera gritarles que no se adentren en mis aguas, que estoy agonizando, pero mis advertencias quedan sin respuesta. Me resigno a contaminar incluso a mi hermano mayor, el gran río Pastaza, que ya está más enfermo que yo.


Esta es mi triste realidad: soy el río Puyo, estoy enfermo y casi moribundo, incapaz de detener la contaminación que está destruyendo mi vida y la de quienes dependen de mí.

103 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

留言


bottom of page