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Hace 15 años, en respuesta a la falta de plataformas para la música y las artes independientes, nació el Puyo Fest en la provincia de Pastaza. Este festival no solo abrió puertas para los artistas locales, sino que también se convirtió en un trampolín hacia escenarios nacionales de mayor renombre. Grupos como Los Pepinos Funk y Oblivion, entre muchos otros, comenzaron su trayectoria en este festival y luego se destacaron en eventos de mayor prestigio en todo el país.
El impacto del Puyo Fest trascendió la música. Los sitios de ensayo en Puyo experimentaron un auge sin precedentes, pasando de uno a cinco, debido al creciente interés de los jóvenes en crear y expresar su arte. Este fenómeno no solo fomentó la creatividad, sino que también impulsó la economía local y generó empleo. Festivales hermanos como Selva Fest, Upano Fest y Quito Fest se beneficiaron de intercambios artísticos que enriquecieron la escena cultural.
El festival también inspiró la construcción de la concha acústica, un logro fruto de la gestión cultural de artistas y profesionales como el arquitecto Leonardo Coloma y el ingeniero Jimmy Rodríguez, con Eduardo López a la cabeza. Este espacio se convirtió en un ícono de la ciudad, promoviendo aún más la cultura y las artes.
Sin embargo, hace cinco años, la gestión municipal encabezada por el ingeniero Osvaldo Zúñiga y el concejal Rilo Bayas, entre otros, minaron el festival hasta casi llevarlo a su desaparición. La imposición de ordenanzas restrictivas y costos elevados para permisos artísticos limitó aún más las oportunidades de los festivales en Puyo.
Hoy, después de varios años sin el emblemático Puyo Fest, la comunidad artística de Pastaza lucha por su renacimiento. Artistas y ciudadanos claman por el regreso del festival que tanto contribuyó a la cultura local y a la formación de jóvenes en el arte. A pesar de las adversidades, el espíritu del Puyo Fest sigue vivo, recordando a todos la importancia de mantener viva la cultura y proporcionar espacios para la expresión artística.
La nueva administración municipal, junto con el consejo provincial, tiene en sus manos la oportunidad de revitalizar este festival que no solo celebra la música y el arte, sino también promueve el cuidado del medio ambiente y el orgullo por nuestra tierra. Con el apoyo adecuado, el Puyo Fest puede resurgir y continuar siendo un faro de creatividad y esperanza para las futuras generaciones.
El regreso del Puyo Fest no es solo un anhelo, sino una necesidad cultural y social. Mantener viva esta tradición es crucial para seguir inspirando a jóvenes artistas y fortalecer el tejido cultural de Pastaza. ¡Que vuelva el Puyo Fest y que su espíritu siga iluminando nuestro camino!
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